Tuesday, July 26, 2011

No entiendo

Confusión siente todo mi cuerpo en la ciudad. No es que el humano es tonto o la naturaleza no sabe lo que hace, nuestro problema somos nosotros, creamos un mundo donde la naturaleza no tiene lugar porque no habla nuestro idioma, y nosotros alfabetizados estamos pagando con perder la capacidad de comunicarnos con la naturaleza que nos susurra al oído del corazón, un corazón que no entiende de carteles, luces, de autos, cemento, violencia a los sentidos, dinero, edificios, el corazón no entiende que es toda esta locura.
La mente si lo procesa y lo acepta porque de nuestra mente surgió todo esto, así que ella lo debe entender para que no sea un problema y más bien sea lo normal, la ciudad pide mente, cerebro-maquina, que no piense y si piensa que piense mal. Porque allá afuera hay más mentes diseñando como mantenernos temerosos. Impidiendo ver más allá del horizonte del dinero porque detrás “esta la ignorancia, pobreza, la droga los inadaptados de siempre que eligen esa vida”.

Estamos confundidos, no porque hay un verdad que no conocemos, estamos confundidos de querer entender algo si vemos la vida solo a través de la mente.
Esta sociedad está manejada por la competencia, ese es el combustible de la mente, ganarle a otro y siempre hay otro para ganarle con lo cual la competencia es infinita y es el motor que acelera la vida en las ciudades a un ritmo exponencial, los cambios son fuertes y claros obligándonos a adaptarnos o quedar fuera de una sociedad que nos condena que nos encierra, donde el dinero y el poder se acumulan cada vez en menos manos, y para los pocos que tienen la posibilidad de alcanzar el lugar “importante” en la sociedad les queda vender su alma y gastar sus energías en competir con otros.

Pero por otro lado podemos soñar con un mundo mejor donde los principios sean básicamente la igualdad, la justicia, la libertad, la verdad, el amor, la mayoría de las personas cuando piensan en un mundo mejor no puede obviar estos pilares, pero al nivel social nacional o mundial vemos que claramente estamos en la antípodas de que estos principios alcancen a la mayoría de los seres, de este modo vemos que nosotros podemos pensar un mundo mejor pero sabemos que no llegaremos a verlo en el transcurso de nuestras vidas, que es una posibilidad si trabajamos juntos por mucho tiempo avanzando lentamente.

Entonces vemos un contraste de nuestra civilización donde por un lado se acelera todo el “progreso” y por otro avanza muy lentamente el cambio de mentalidad.
No se puede negar que hay una relación entre las velocidades en que crecemos como sociedad si diferenciamos el crecimiento empírico con el crecimiento de ideas y pensamiento a nivel social. Y el motivo es nuevamente las grandes estructuras que formamos como la religión, los gobiernos, los medios de comunicación manipulados, estos son algunos de los factores que más presión ejercen sobre la sociedad y apoyan esta manera de vivir que nos mantienen siempre ubicados en la mente, no nos dejan bajar al corazón a estar un poco en paz con la existencia. Nos separan de nuestro corazón y en consecuencia de las demás personas.
Tengo la convicción que como humanidad naturalmente trabajamos por los principios universales positivos hacia la vida, y todo lo que nos desviamos de esto está manipulado por un sistema creado por los seres más egoístas que llegaron a esos lugares de poder alimentados por su ignorancia, egoísmo. Competencia idiota… tan idiota.
Nos aburre un mundo sin símbolos, nos sentimos perdidos en la naturaleza sin letras ni carteles, porque nuestra antena para símbolos es la mente, y la antena para los sentimientos es el corazón, y la naturaleza nos habla por el corazón.
Esa prisión mental donde vivimos condenados por esta sociedad, no es lo que merecemos, porque es obvio que no vinimos al mundo para ser gobernado por otros humanos.
La basura que este sistema nos impone en nuestros cerebros por todos los medios intentando pudrirnos día a día nosotros la debemos limpiar día a día, observar las nuevas artimañas que tiene para hacernos caer y utilizarnos como una piecita totalmente prescindible de este estúpido ignorante, gris, sucio, infeliz, sistema horrible sin sentido.
Prefiero vivir más lento al ritmo de los días y mis energías, que al ritmo de la TV y el petróleo.
El corazón no entiende esta ciudad, esta competencia, esta velocidad, mi corazón no la entiende ni un segundo
Que todo siga su curso que fluya y que no nos quiten nuestra posibilidad y responsabilidad de trabajar por las causas que nuestros corazones despierten con la alegría de vivir que nos guía en nuestros nuevos caminos.